John Elkin Guarín Vocero órgano ejecutivo Consejo Comunal Himalaya |
De frente a un
espejo que refleje nuestras propias virtudes o que nos enfrente ante nuestras
propias miserias, ante un espejo que refleja nuestra conciencia algo iluminada
o turbia, oscura, manchada. Así debe ser el auto análisis de los valores que
están sembrados en nuestra psiquis y que fluctúan sin el mayor temor de adentro
hacia afuera. Cuanto de la sociedad ha sido puesto en nuestros patrones de
conducta? Cuantos complejos hemos alimentado por generaciones? Cuanta represión
genéticamente heredada? Como un paso
nuestro puede representar la caída de otro? Cuantas horas de televisión están en
nuestra cabeza? Cuanto cinismo? Cuanta indolencia? Cuanta superficialidad que se
fractura ante los argumento de la vida real? Cuanto sufrimiento por habitar en
un mundo de sueño?
En el presente
el socialismo se presenta como una afirmación de vida. Pero como dar vida,
cuando los que nos consideramos revolucionarios tenemos el corazón manchado de
muerte? Muerte implantada, inoculada por las bases armadas de la ideología
capitalista, expresada en los medios de comunicación masiva. Estos operadores
que toman características apocalípticas y viajan por el espectro radio
eléctrico, como jinetes llevando las `plagas que contaminan a la humanidad. Las telenovelas y los “reality
show” rompen el sello dejando salir a la bestia de la traición, el orgullo, la
vanidad; que llegan a nuestras neuronas sin ningún tipo de filtro o de
antídoto.
Hoy más que
nunca se precisa analizar y concretar el alcance y el papel de los medios de comunicación
en nuestra sociedad, estudiarlos, reflexionarlos, amalgamarlos, digerirlos, con
el propósito de revertir esa relación desigual y dominante entre ellos y
nosotros, entre la realidad ficticia y la que nos circunda a diario. Elevemos
entonces la acción de la comunicación como un derecho fundamental,
intransferible, inalienable, vital y necesario para llegar a ser humano.